Las fuentes de alimentación vienen en diferentes configuraciones de modularidad que afectan su uso y aplicación en sistemas informáticos. Aquí te mostramos las características y recomendaciones para cada tipo:

No Modulares: Las fuentes de alimentación no modulares tienen todos los cables fijos,por tanto no se pueden quitar cables individuales según sea necesario. Estas unidades son más económicas y tienen una instalación simple y directa. Son ideales para usuarios que priorizan un costo inicial más bajo y una instalación sencilla. Sin embargo, la gestión de cables es algo más complicada, lo que puede resultar en mayor desorden dentro del chasis y posible obstrucción del flujo de aire. Son adecuadas para tareas de oficina y uso general donde el rendimiento extremo no es necesario, como navegación web, procesamiento de textos y tareas administrativas.

Semi Modulares: Las fuentes de alimentación semi modulares tienen algunos cables fijos, como el conector ATX de 24 pines y el conector EPS de 4/8 pines para la CPU, mientras que otros cables son desmontables. Este tipo de PSU ofrece un equilibrio entre costo y flexibilidad. Mejoran la gestión de cables en comparación con las no modulares al permitir quitar cables innecesarios, lo que contribuye a una organización interna más ordenada y un mejor flujo de aire. Aunque aún pueden quedar algunos cables no utilizados ocupando espacio, son recomendadas para sistemas de juego de gama media y estaciones de trabajo donde la organización interna y el flujo de aire son importantes.

Modulares: Las fuentes de alimentación modulares permiten que todos los cables sean desmontables, lo cual facilita una gestión de cables más limpia y mejora el flujo de aire dentro del chasis. Ofrecen máxima flexibilidad en la gestión de cables y contribuyen a un interior más limpio y organizado. A pesar de ser las más costosas, son ideales para gamers de alta gama y usuarios que realizan overclocking, así como para configuraciones donde la estética y la gestión del espacio interno son cruciales. La inversión adicional se justifica por la mejora en la organización interna y la eficiencia térmica.